EVANGELIO DE MATEO.

11.06.2013 14:34

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Mateo cap. 17: v 1 al v 13

Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, su hermano, y los llevó a un cerro alto, lejos de todo. En presencia de ellos, Jesús cambió de aspecto; su cara brillaba como el sol y su ropa se puso resplandeciente como la luz. En ese momento se les aparecieron Moisés y Elías hablando con Jesús. Pedro tomó entonces la palabra y dijo a Jesús: <Señor, ¡que bueno que estemos aquí! Si quieres, voy a levantar aquí tres chozas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías.>
Pedro estaba todavía hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz que salía de la nube decía: <Este es mi Hijo, el Amado, éste es mi elegido; a él han de escuchar.>
Al oír la voz, los discípulos cayeron al suelo, llenos de gran temor. Jesús se acercó, los tocó y les dijo: <Levántense, no teman.> Ellos levantaron los ojos, pero no vieron a nadie más que a Jesús. Y, mientras bajaban del cerro, Jesús les ordenó: <No hablen a nadie de lo que acaban de ver hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos.>
Los discípulos le preguntaron: <¿Cómo dicen los maestros de la Ley que Elías ha de venir primero?> Contestó Jesús: <Bien es cierto que Elías ha de venir para restablecer el dominio de Dios. Pero sepan que Elías ya vino, y no lo reconocieron, sino que lo trataron como se les antojó. Y también harán padecer al Hijo del Hombre.> Entonces, los discípulos comprendieron que Jesús se refería a Juan Bautista.
ENSAYO:
Ahora estamos viendo lo que muchos por más que quieran no verán, y entender lo que muchos por más que quieran, no entenderán.
Está muy claro, que a quien le ha sido dada la autoridad para restablecer el Reino de Dios es a Jesús, ya que Moisés cumplió en su momento con su ministerio el cual fue el de proporcionar la Ley a la que el pueblo judío quedaría sometido.
Elías también cumplió su ministerio de anunciar y preparar el camino para le venida del Cristo anunciado.
Ellos vinieron a encontrarse con Jesús para confirmar: que él, del que el Padre dice: "Este es mi Hijo, el Amado, éste es mi elegido y a él han de escuchar", le ha sido dada la autoridad para implantar el Reino de Dios en este mundo a través de la gracia de Dios para el perdón de pecados, alcanzando esa gracia a través del arrepentimiento de los mismos, para ser llevados de la mano de Jesús a disfrutar del Reino de Dios en abundancia en este mundo, el cual disfrutaremos a plenitud cuando se haya dado la resurrección del hombre espiritual en nosotros al mostrarnos fieles a Jesús y su Palabra, y después, la vida eterna en el mundo venidero.

Mateo cap. 17: v 14 al v 21

Cuando llegaron donde estaba la gente, se acercó un hombre a Jesús y de rodillas le dijo: <Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy grave; muchas veces cae al fuego, y otras, al agua. Lo traje a tus discípulos, pero no han podido sanarlo.>
Jesús respondió: <¡Que gente tan incrédula y extraviada! ¿Hasta cuando estaré entre ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí.> Y Jesús ordenó al demonio que saliera del niño, que quedó sano de inmediato.
Los discípulos, pues, se acercaron a Jesús y le preguntaron en privado: <¿Por que nosotros no pudimos echar a ese demonio?> Jesús les dijo: <Porque tienen poca fe. Yo les digo que si tuvieran fe como un granito de mostaza, le dirían a ese cerro: Quítate de ahí y ponte más allá, y el cerro obedecería. Nada le sería imposible. Los demonios de esta clase no se van sino con la oración y el ayuno.>
ENSAYO:
Así como este niño epiléptico, hay muchos niños espiritualmente hablando, que son llevados de un lado a otro, porque quienes deberían dar a conocer a Dios a través de la fidelidad de su Palabra otorgada a Jesús en su enseñanza, no lo hacen porque ni ellos mismos entienden de las cosas espirituales de Dios porque tampoco han entendido de que el cerro al que Jesús se refiere, es ese cerro enorme formado en nuestra mente a través de nuestra ignorancia de Dios que nos hace obedecer enseñanzas y mandatos de hombre. Y si quisiéramos actuar como verdaderos discípulos de Jesús, deberíamos abrir nuestra mente y corazón a la verdadera fe de Dios a través de la oración y el ayuno para que Jesús esté entre nosotros y en nosotros, y podamos recibir revelación espiritual para echar fuera ese demonio que nos mueve de aquí para allá sin encontrar la paz que buscamos.

Mateo cap. 17: v 22 al v 23

Un día, estando Jesús en Galilea con los apóstoles, les dijo: <El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, que le darán muerte. Pero resucitará al tercer día.> Los apóstoles se pusieron muy tristes.
ENSAYO:
Jesús ha sido entregado al hombre por amor al hombre, pero muchos no le han dejado resucitar plenamente en sus vidas y no lo han bajado de la cruz para que así sea, y todo, por su incredulidad para ser fieles a su enseñanza. Pero, de cualquier manera el resucitará en todos los que decidan guardar su Palabra como la voluntad de Dios.

Mateo cap. 17: v 24 al v 27

Al volver a Cafarnaún, se acercaron a Pedro los que cobran el impuesto para el Templo, y le dijeron: <El maestro de ustedes, ¿no paga el impuesto?> <Claro que si>, contestó Pedro. Y se fue a la casa.
Cuando entraba, se anticipó Jesús y le dijo a Pedro: <¿Que piensas de esto, Simón? ¿Quienes pagan impuestos y contribuciones a los reyes de la tierra: sus hijos o los extraños.> Pedro contestó: <Los extraños.> Y Jesús le dijo: <Los hijos, pues, no tienen por que pagarlo. Sin embargo, para no escandalizar a este gente, vete a la playa, echa el anzuelo, y al primer pez que pique ábrele la boca. Hallarás ahí una moneda de plata; tómala, y paga por mi y por ti.>
ENSAYO:
Si queremos ser hijos obedientes de Dios, no tendremos el compromiso o la obligación de pagar impuestos o contribuciones al hombre en el Nombre de Dios como una carga impositiva, ya que sólo hasta Jesús se tenía que cumplir con esa imposición y con toda la Ley que los convirtió en esclavos, y Jesús, al cumplir fielmente con y por amor con toda ella, liberó al hombre de todas las cadenas que le habían sido impuestas. Por eso, al creer en Jesús y en su enseñanza, nos cobijamos en la gracia del amor y la misericordia de Dios mismas que nos darán la potestad de ser llamados hijos obedientes de Dios y por lo tanto herederos de todo lo suyo, porque si lo del Padre es de Jesús, y lo de Jesús es nuestro, ¿a quién deberemos pagar impuestos y contribuciones como una obligación espiritual?

 

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